Los psicólogos estadounidenses continúan estudiando patrones de comportamiento y esta vez han descubierto una curiosa conexión entre la percepción de la carne y el estado emocional de los hombres. Según sus hallazgos, ver un plato de carne puede reducir el nivel de agresión y promover la reconciliación durante los conflictos. Los científicos sostienen que este efecto no está asociado tanto con la sensación de hambre, sino con asociaciones profundas arraigadas en instintos primitivos.
Para el hombre, la carne no es sólo un producto alimenticio, sino un símbolo de prosperidad, seguridad y caza exitosa. En la antigüedad, era difícil conseguir alimentos y una cena compartida entre miembros de la tribu se convertía en un acto de cohesión y confianza. Por eso, según los investigadores, incluso hoy en día la imagen de la carne puede evocar inconscientemente un sentimiento de satisfacción y reducir la agresividad.
Esta hipótesis se enmarca en el concepto de inconsciente colectivo propuesto por Carl Jung. Según su teoría, muchas de nuestras reacciones están condicionadas por antiguos arquetipos transmitidos de generación en generación. Si la visión de carne realmente puede calmar a un hombre, puede ser un retroceso a los días en que se asociaba con la caza exitosa, la abundancia y las comidas pacíficas.
Sin embargo, el efecto de la carne en el estado emocional puede variar según el género. Si bien puede relajar a los hombres, puede irritar a las mujeres porque requiere un largo tiempo de preparación. Curiosamente, los investigadores no prestaron atención a este aspecto y se centraron exclusivamente en las reacciones de los hombres.
Otra conclusión que se puede extraer de este estudio se refiere a la conexión entre la psique del hombre moderno y sus antepasados. Si la carne tiene efectivamente un efecto conciliador, la falta de dicho efecto puede indicar que el hombre ha perdido algunas de las características comportamentales del antiguo cazador y sustentador de la familia.
Aunque la teoría es controvertida, resalta la importancia de la alimentación en nuestras vidas no sólo desde un punto de vista fisiológico sino también psicológico. Tal vez la próxima vez que surja un conflicto, deberías intentar ofrecerle a tu hombre una sabrosa cena de carne y ver cómo afecta su estado de ánimo.
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