El gen del conductor inseguro y su impacto en las habilidades al volante

Recientes investigaciones de neurofisiólogos han demostrado que existe un gen que puede mermar significativamente las habilidades al volante. Este gen afecta a la capacidad de retener y utilizar la información aprendida durante el entrenamiento y limita la actividad de una parte importante del cerebro. Según los científicos, la presencia de este gen aumenta en más de un 20% el riesgo de sufrir un accidente. ¿Cómo saber si tiene este gen y qué hacer si no se siente seguro al volante?

Científicos de la Universidad de California y de la Universidad Estatal de Florida realizaron un experimento con un simulador de coche. Los resultados mostraron que los conductores con este gen cometían el doble de errores en comparación con el grupo de control. Curiosamente, la presencia del gen no depende del sexo, lo que refuta los estereotipos comunes sobre las conductoras.

Determinar la presencia de este gen hoy en día sólo es posible con la ayuda de complejas y costosas pruebas genéticas. Sin embargo, dado el rápido desarrollo de las tecnologías genéticas y la reducción de su coste, es posible que en un futuro próximo las pruebas estén disponibles para todos los alumnos de las autoescuelas. Quizá dentro de unos años se tomen como parte obligatoria de la formación, y a los conductores con alto riesgo se les ofrezcan cursos adicionales.

Mientras no se disponga de esas pruebas, es importante centrarse en mejorar las propias aptitudes mediante una formación especial. Alexei Kolontai, director del Centro de Formación de Conductores de Vehículos a Motor, recomienda visitar campos de prácticas con una superficie mínima de 300 por 150 metros. Estos campos de entrenamiento crean unas condiciones lo más parecidas posible a la situación real de la carretera y ayudan a los conductores a aprender a evaluar rápidamente la situación del tráfico y tomar las decisiones correctas.

El entrenamiento incluye la práctica de la velocidad de reacción, cómo predecir el comportamiento de otros usuarios de la carretera y cómo controlar el vehículo en condiciones extremas. Esto ayuda a desarrollar la confianza al volante y a evitar el pánico en situaciones difíciles. El entrenamiento regular permite a los conductores mantener la claridad mental incluso en condiciones de estrés.

Se recomienda a los conductores que se sientan inseguros al volante que asistan a un curso intensivo y se formen con regularidad. Las tecnologías modernas y la formación ayudan a compensar la influencia de los rasgos genéticos y hacen que la conducción sea más segura. Lo principal es no tener miedo a aprender y desarrollar sus habilidades.