Cómo afrontar la presión arterial baja

Los dolores de cabeza y los mareos son problemas con los que muchas personas están familiarizadas. A menudo, estos síntomas están asociados con problemas de presión arterial. Sin embargo, es importante recordar que la presión arterial es un indicador muy individual y sus normas pueden variar. Cada persona puede tener sus propios "niveles de comodidad" y lo que se considera normal para uno puede ser anormal para otro.

Una investigación realizada en el Reino Unido ha demostrado que durante el día la presión sistólica puede fluctuar entre 60 y 240 mm, y la presión diastólica entre 30 y 200 mm. Esto confirma que la presión es un indicador bastante flexible y cambiante. Con la edad, suele aumentar y, según las estadísticas, el 70% de las mujeres y la mitad de los hombres mayores padecen hipertensión. Al mismo tiempo, la hipotensión, o presión arterial baja, sigue siendo un problema menos conocido, aunque muchas personas lo padecen.

La hipotensión es una condición en la que la presión sistólica no excede los 100 mm y la presión diastólica no excede los 60 mm. Hay dos tipos de hipotensión. El primer grupo incluye a personas para quienes la presión arterial baja es un síntoma de otra enfermedad. En este caso, el problema principal no es la hipotensión, sino la causa que provoca la presión arterial baja. El segundo grupo de pacientes hipotensos incluye aquellos para quienes la presión arterial baja es un estado normal del cuerpo.

Los principales síntomas de la hipotensión incluyen mareos, dolores de cabeza frecuentes, insomnio y dolor en el corazón y las articulaciones. Las personas con presión arterial baja son sensibles a los cambios en la presión atmosférica, la humedad y la temperatura. Incluso los cambios más pequeños en el entorno externo pueden afectar su bienestar, haciendo que la vida cotidiana a veces sea bastante difícil.

Existen varios métodos para tratar la hipotensión. Uno de los métodos más sencillos y efectivos es la ducha de contraste, que entrena los vasos sanguíneos y ayuda a mejorar la circulación sanguínea. Las transiciones entre agua fría y caliente deben ser suaves para no crear estrés adicional en el cuerpo. Los procedimientos de baño o sauna también son útiles, pero vale la pena recordar que una estancia prolongada en la sala de vapor puede ser peligrosa para personas con presión arterial baja.

Si a menudo se siente mejor después de comer, intente distribuir sus comidas en varias comidas pequeñas a lo largo del día. Esto ayudará a estabilizar el nivel de presión y evitar fluctuaciones repentinas. Incluir té verde en la dieta también puede tener un efecto positivo, ya que ayuda a normalizar la presión arterial y mejorar el bienestar.