El cambio al horario de invierno, donde los relojes se retrasan una hora, es una práctica anual que afecta a más de 110 países de todo el mundo. Pero no todo el mundo sabe que un cambio de hora de este tipo puede afectar gravemente a su salud, especialmente en las primeras semanas después del cambio. Acostumbrarse a una nueva rutina diaria es difícil no sólo para los niños y los ancianos, sino también para quienes ya padecen enfermedades crónicas.
La razón principal de consecuencias tan desagradables es el funcionamiento de nuestro reloj biológico. El cuerpo humano está sintonizado con un régimen determinado y un cambio brusco de tiempo puede alterar el ritmo habitual. Esto provoca fatiga, dificultad para despertarse, disminución del rendimiento y problemas de apetito y sueño. Las personas que padecen enfermedades crónicas, que pueden experimentar un agravamiento de dolencias como dolores de cabeza, aumentos repentinos de presión y fatiga, sienten especialmente los efectos del cambio de hora.
Para poder sobrevivir a esta transición sin dificultades, es importante preparar adecuadamente el cuerpo. Uno de los principales consejos es mantener un estilo de vida saludable y mantener la calma. Es muy útil durante este período escuchar música relajante, caminar al aire libre y pasar tiempo con sus seres queridos. Esto ayudará a reducir los niveles de estrés y fortalecer el sistema nervioso.
Además, para mantener el vigor, puedes ajustar tu dieta. En esos momentos, Larisa Guzeeva recomienda incluir en la dieta alimentos que estimulen la producción de “hormonas del rendimiento”, como pimientos rojos, plátanos, higos y dátiles. Estos alimentos activan la serotonina, sustancia que regula nuestros ritmos circadianos. Pero los condimentos picantes, como el pimiento rojo, ayudarán a activar la energía vital, pero los pacientes hipertensos deben tener cuidado, ya que el pimiento puede aumentar la presión arterial.
La disminución del rendimiento y el deterioro de la memoria son acompañantes frecuentes de la transición al invierno. Para mejorar las funciones cognitivas y recuperar el tono energético, es útil consumir alimentos que ayuden a mejorar la memoria. Las nueces, la leche, las patatas y el pan de centeno pueden ayudar al cuerpo a adaptarse a un nuevo ritmo. Y los astrólogos recomiendan tomar extracto de ginkgo biloba, conocido por sus propiedades para mejorar la memoria y la circulación sanguínea.
Durante este período se debe prestar especial atención a su entorno. Los colores demasiado brillantes e irritantes pueden empeorar el estado de ánimo y provocar estrés, por lo que conviene dar preferencia a los tonos suaves y relajantes: azul, lila, verde y plateado. Las telas deben ser suaves y ligeras, por ejemplo, el encaje o la seda translúcida ayudarán a crear una atmósfera de calma y comodidad.
Además, conviene prestar atención a la salud de los riñones, ya que la transición al invierno puede agravar las enfermedades crónicas. Es importante controlar la ingesta de líquidos y evitar la hipotermia. También serán útiles los masajes, especialmente los de los pies, ya que en los pies existen puntos biológicamente activos que pueden ayudar al cuerpo a adaptarse a las nuevas condiciones.
En general, la transición al invierno es estresante para el cuerpo, pero el enfoque correcto de adaptación ayudará a minimizar su impacto en la salud. Mantener un estilo de vida saludable, una dieta equilibrada, un ambiente tranquilo y atención a tu propia condición te ayudará a sobrevivir este período sin consecuencias desagradables.
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