Las relaciones familiares rara vez están exentas de disputas. A veces parece que los mismos problemas surgen una y otra vez, causando irritación, ofensas y peleas. Sin embargo, en lugar de llevar la situación al conflicto, es importante entender las verdaderas causas de los desacuerdos y encontrar la manera de eliminarlas.
Reparto desigual de responsabilidades
Una de las causas más comunes de las peleas familiares es la sensación de que todas las tareas domésticas recaen sobre uno de los miembros de la pareja. Si una persona está constantemente limpiando, cocinando, ocupándose de los niños, y la otra no toma la iniciativa, inevitablemente habrá insatisfacción. La mejor solución es una conversación sincera y un reparto justo de las tareas que convenga a ambos.
Adicción a los aparatos y el entretenimiento
Cuando un miembro de la pareja pasa más tiempo al teléfono, ante el ordenador o frente al televisor que en comunicación con sus seres queridos, causa irritación. Todo el mundo necesita espacio personal, pero si las aficiones os distancian el uno del otro, merece la pena reconsiderar los hábitos. Podéis acordar, por ejemplo, veladas sin aparatos, en las que toda la atención se centre en la familia.
groserías y desprecio por los sentimientos de tu pareja
Las palabras cortantes, los comentarios despectivos o los reproches constantes destruyen la confianza. Aunque a tu pareja le moleste algo, no es motivo para recurrir a la grosería. Es mucho más eficaz explicar con calma lo que no te satisface e intentar encontrar juntos una solución.
Insatisfacción con el nivel de ingresos
Las cuestiones económicas suelen ser causa de conflictos, sobre todo si uno de los miembros de la pareja cree que el otro no se esfuerza lo suficiente por ganar dinero. Sin embargo, es importante darse cuenta de que cada persona tiene capacidades y ambiciones diferentes. En lugar de quejarse, es mejor pensar juntos en cómo mejorar la situación económica de la familia, por ejemplo, hablando de oportunidades de trabajo a tiempo parcial o reduciendo gastos innecesarios.
Intentar rehacerse mutuamente
Cuando uno de los miembros de la pareja está constantemente diciéndole al otro cómo debe comportarse, provoca protestas. Es importante recordar que cada uno tiene derecho a tener sus propias opiniones y costumbres. En lugar de criticar, es mejor buscar compromisos y ponerse de acuerdo para que ambos estén cómodos.
Los conflictos en la familia son inevitables, pero la fuerza de vuestra relación depende de cómo los resolváis exactamente. Lo principal es no acumular resentimientos, hablar entre vosotros con honestidad y respeto y no olvidar que en cualquier situación se puede llegar a un compromiso.
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